El Dr. Eduardo Silva, investigador de la Universidad Internacional Iberoamericana (UNIB), participa en un estudio que analiza la prevalencia, las características clínicas y la epidemiología molecular del dengue en Bangladesh mediante una revisión sistemática.
El dengue es una enfermedad viral aguda que se ha extendido a más de 125 países, según la OMS. Desde el año 2000, los casos confirmados han aumentado drásticamente, alcanzando 5,2 millones en 2019. Se estima que anualmente se producen 300 millones de infecciones, de las cuales 100 millones son clínicamente reconocidas. Además, 4 mil millones de personas están en riesgo de contraer la enfermedad. Aunque tradicionalmente se asociaba a regiones tropicales y subtropicales, el dengue ha comenzado a expandirse globalmente.
El dengue es una enfermedad febril que se transmite de persona a persona a través del mosquito del género Aedes. Puede clasificarse como dengue sin signos de alarma, dengue con signos de alarma y dengue grave. La mayoría de los casos de dengue se consideran leves, presentando infecciones sin síntomas o con síntomas mínimos. Los signos más comunes incluyen fiebre alta, cefalea, dolores musculares, molestias detrás de los ojos, dolor articular, náuseas, vómitos, erupciones cutáneas e inflamación de las glándulas. En situaciones más severas, los síntomas suelen incluir dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, dificultad para respirar, sangrado en encías o nariz, presencia de sangre en vómitos o heces, inquietud, sed extrema, piel pálida y fría, y debilidad general.
Bangladesh es considerada una zona endémica del dengue, con brotes regulares desde el primer caso registrado en 2000. La falta de vigilancia efectiva ha subestimado el verdadero impacto, con brotes significativos en 2019 y 2023. Después de la pandemia de COVID-19, el dengue ha emergido como un problema crítico de salud pública, causando miles de muertes en 2023. Sin medidas efectivas, su propagación sigue siendo una preocupación global.
En este contexto, se realizó el estudio para examinar la falta de investigación integrada sobre la prevalencia, síntomas clínicos, epidemiología molecular y estacionalidad del dengue en Bangladesh y sus consecuencias. Su objetivo principal fue analizar los datos disponibles sobre la epidemiología molecular y las características clínicas de los brotes de dengue en el país.
La investigación mostró que, en los años 2019 y 2023, la enfermedad se propagó a nivel nacional, afectando a aproximadamente medio millón de personas. Estos años representaron el 78% de todos los casos de dengue en el país, mostrando un aumento no solo en la cantidad de casos y muertes, sino también en la expansión geográfica hacia áreas previamente no afectadas. El incremento de casos y muertes se debe principalmente al aumento de los mosquitos vectores y la evolución de los genotipos del virus del dengue. La rápida urbanización, el aumento del transporte y los viajes internacionales, han permitido que el virus se disemine más allá de sus áreas tradicionales. Además, el cambio climático ha jugado un papel crucial al alterar los patrones de lluvia y temperatura, creando condiciones propicias para la reproducción de los mosquitos.
Los datos demográficos indican que la mayoría de los casos ocurren en hombres, aunque la tasa de mortalidad es más alta en mujeres, posiblemente debido a factores como el tiempo prolongado en el hogar y visitas tardías a servicios médicos. El brote de 2023 fue especialmente severo, con una alta concentración de casos en la división de Dacca, seguida por Chattogram, Barishal y Khulna.
El control del dengue en Bangladesh enfrenta múltiples desafíos. La falta de infraestructura adecuada para el monitoreo y la respuesta a los brotes, sumada a la escasez de recursos para la investigación y el desarrollo de vacunas efectivas, complica la lucha contra esta enfermedad. A pesar de estos obstáculos, se han implementado algunas estrategias, como campañas de concienciación pública y esfuerzos para mejorar el saneamiento ambiental, con el fin de reducir la población de mosquitos.
La situación actual subraya la necesidad de una colaboración internacional más estrecha y un enfoque integral que combine vigilancia, investigación y educación para mitigar el impacto de esta enfermedad. Sin una acción concertada, el dengue seguirá cobrando vidas y recursos, afectando desproporcionadamente a las comunidades más vulnerables.
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